miércoles, 1 de septiembre de 2010

Yo soy hincha del sufrimiento


El escándalo que están haciendo los vecinos es demasiado fastidioso, no puedo pensar en absolutamente nada, los mariachis cada momento se escuchan más y la gritadera de mi vecino que se cree la prodigiosa voz de este siglo. Me está generando un dolor de cabeza comparable solamente con la peor de las migrañas o una resaca después de un carnaval (anuncie aquí).

Sé que ellos tienen todo el derecho, sin embargo no puedo dejar de quejarme haciendo una memorable o detestable metáfora de los gritos de mis vecinos; comparándolos con vuvuzélas sudafricanas, ese ruidito futbolístico que supero la cantaleta de cualquier mujer, ese ruido que para muchos significa cultura y para otros tortura.

Mis palabras escritas anuncian que caí en la mala maña de hablar de fútbol, rompí mi”, auto promesa de nunca hacerlo, igual las promesas son para incumplirlas.

Hablar de Fútbol para mí es un tema complicado porque no nací en el país indicado para tener como deporte principal esa lucha de 22 hombres en pantaloneta detrás de una esférica con el fin de meterla en una red. Pero cualquiera en mi situación hubiese escogido lo mejor entre lo peor, pero yo elegí la opción del sufrimiento, soy hincha de: (Anuncie Aquí) ese equipo que de una forma misteriosa me robo el corazón, ese equipo que me hace echar madres y comerme las uñas. No pago ni por el putas un cover de veinte mil ($20.000) para entrar a rumbear pero sí pago $21.000 para quedarme sin voz y en muchos de los casos quedar al borde de una crisis de nervios, lo reconozco, hace un buen tiempo no voy al estadio (ANUNCIE AQUÍ) pero de alguna forma cada domingo sagradamente pienso en (Anuncie aquí) cómo si fuera un amor inolvidable, definitivamente lo que dicen en la película (ANUNCIE AQUÍ) es muy cierto “uno puede cambiar de mujer, de sexo, de casa, de hogar de Dios pero nunca puede cambiar de pasión” (detesto esa palabra por los publicistas que le dieron palo hasta sacarla de mi vocabulario), eso es ser hincha, de (ANUNCIE AQUÍ) experimentar una gran tortura y sin embargo estar preguntando por el equipo al otro domingo, de todas formas cuando ( ANUNCIE AQUÍ) me da una alegría, me siento maravilloso, por eso confieso que estoy enamorado de este sufrimiento

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