viernes, 27 de agosto de 2010

Reviviendo el sueño peruano


Aun no defino si es un buen o mal recuerdo oír a ese locutor Peruano llamando a los guayos chimpún tampoco si las Vedettes de risas y salsa eran unas completas “hembras” o unas horribles bestias, lo que si tengo claro era la tremenda furia de ver comerciales “Colombianos” transmitidos como Peruanos y al final el interesante concepto de poner el nombre de la agencia.
-¿Qué carajos es eso?
Le preguntaba a mi hermano, (él un poco mas entendido del tema me decía) es el logo de la agencia, ¡pero si son comerciales Colombianos, cópietas! Lo bueno de esto es que fue mi primer acercamiento con el medio” así que puedo decir que la televisión Peruana ayudó a criar un creativo con sus shows estelares, Goles en acción, cine pícaro, el show de los cómicos ambulantes y el inolvidable cine Millonario de frecuencia latina que va para arriba.

Hoy me sigo preguntando ¿cuál fue el problema entre las parabólicas y los canales Peruanos para qué no volvieran a transmitir más su señal?; la nostalgia es grande, me pregunto qué será la vida de Karina y Timoteo, qué si la Chola Chabbuca al fin se murió de Sida. Lo único que me da luces de esa cultura, es el periodista (anuncie aquí) con sus críticas a la política Latinoamericana, la niñita (anuncie aquí) con su sed de chupar tética o la multinacional (anuncie aquí) con sus megas bebidas baratas que nos traen su publicidad con audio original de locutor Peruano. No me parece suficiente, quiero vivir ese instante de infancia así sea un rato y experimentar de nuevo el revivir de ese sueño Peruano.

Prime time


Desde niño soy víctima de un fenómeno nocturno cuyo origen ignoro. Cualquiera pensaría que es como una enfermedad o un demonio exclusivo que solo yo vivo. Pero en realidad este fenómeno todas las noches afecta a cualquier parroquiano (a) que después de trabajar o vagar todo el día, se encuentra con esa bizarra anomalía que deja millones de millones de pesos a demasiada gente, menos a los televidentes ese placentero tormento que los eruditos de los medios llaman prime time.

Las largas horas de novelas, realitys, mas novelas y uno que otro documental (discúlpenme, estoy delirando) en el prime colombiano, no hay tiempo para eso, pero sí para un desfile increíble de balas, culos, tetas e historias que nos hacen reír, nos hacen llorar y otras que nos hacen desesperar.

En este país es más fácil ponerle cachos a la esposa que dejar de ver una novela, en este país el melodrama es una adicción que muy pocos pueden controlar. Así algunos se nieguen, se enterarán en los pasillos de las distintas universidades y empresas por los resúmenes orales que suelen dar: “Yulie que pasó en (anuncie aquí) imagínese que el Roberto le pego a Juan del mar bla bla bla”, esta clase de chismes sobre la ficción se pueden ver en cualquier rincón de nuestra amada Colombia de una u otra forma esto nos ayuda a controlar alguna realidad. Con esto no estoy diciendo que acaben el prime time; solo quiero expresar que todos somos víctimas satisfechas y que al frente de la tv o al lado de los resúmenes que se cuentan, vamos a estar. Sin embargo no puedo dejar de opinar sobre algunas decadencias populares que se pueden observar, en donde al compatriota le cuentan (eso sonó a puro discurso político) que la vida ilegal es fácil de llevar, que una vida ejemplo es vivir de tirar. Eso es lo que siempre resistiré del prime time, que se quiera convertir en una escuela gratuita de estupidez.